lunes, 24 de mayo de 2010

huir, huir lejos para vivir en paz




Huir, huir muy lejos, donde no haya ruidos, donde no haya gente, donde no haya autos, donde la naturaleza pueda manifestarse en todo su esplendor de colores, aromas y sonidos. Donde los árboles frondosos además de darnos el verde de sus brillantes hojas, nos regalen los aromas y el color de sus flores y donde los pájaros, ahh... los pájaros nos despierten con sus sinfónicos silbidos y el sol se asome lentamente a través de mi pequeña ventana de madera y me avise que un nuevo día comenzará.


Y en ese nuevo día hacer lo que en cada momento se me vaya ocurriendo o tenga deseos de hacer. Quizás comenzando con un desayuno frugal en la cama a la luz de los rayos solares que entran por mi ventana. Luego tal vez, dedicarme a la lectura de mi libro de cabecera o quizás salir al jardín a revisar mis plantas, quitarles las hojitas secas, fijarse que no tengan hormigas, podar la rosa y remover la tierra par que si llueve el agua se filtre cómoda ayudándola a crecer.


En este trabajo tal vez ya se me iría buena parte de la mañana, porque sinceramente ya no me levanto más temprano. Aquí, lejos del mundanal ruido, lo hago cuando las aves me despiertan o a veces cuando yo sola quiero despertarme y además quedarme todavía haciendo un poco de remolón en la cama. Mi cama, mi amado sommier que es una de las pocas cosas que me llevaría al lugar donde huí del mundanal ruido. Llevaría asimismo algunas otras cosas de las que no podría separarme, las fotos de mis hijas por ejemplo, mis libros preferidos, mi dvd con una buena provisión de películas de Bergman, Woody y todas esas que a mí me apasaionan. Me llevaría mi computadora eso es infaltable, total yo las noticias no las miro jamás por este medio y además no pertenezco a ninguna red social que me ate y me adiccione y por último llevaría mi televisor, o... mejor no, uno nuevo, que tenga más canales y mejor definción de imagen.


Me llevaría también varios ovillos de lanas de distintos colores, agujas de tejer, mi costurero completo y algunos cortes de tela, tanto de invierno como de verano. Porque esas tareas también me gustan y quisiera hacerme una pollera bien hippie con un chaleco de cuadraditos de crochet de colores y llevarme unos buenos pares de zapatillas tipo botitas, dos o tres pares para poder cambiarme cuando caminando por el jardín, el camino de tierra o recorriendo el bosque se me ensuce mucho uno. Porque esas son las actividades que más quisiera realizar.


Buena parte del día la pasaría recostada en una reposera en la galería delantera de mi cabaña escuchando música clásica, y en cuanto a popular mucho Nano Serrat, toda su discografía si es posible. Y mientras escuhara esa música me sumergiría en mis más remotos recuerdos felices, recreando lo que fue mi vida y dando gracias a Dios, que a pesar de todo lo sufrido antes de partir me permite cumplir este sueño de vivir en paz.

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