martes, 14 de junio de 2011

Paz absoluta para pensar y meditar




Estuve buscando material para una entrada de este blog y no encontré nada interesante, salvo que parece que no somos pocos los que queremos huir del mundanal ruido. Tanto que descrubrí que en España mucha gente decidió irse de las grandes ciudades y se compraron o ya tenían o recibieron por herencia, el hecho es que se fueron a vivir al campo diríamos en Argentina, a las zonas rurales le dicen los españoles.
 Y eso no es todo, han creado allí su manera de vivir también en lo atinente a sus ingresos, disponiendo de esos inmuebles para minivacaciones de aquellos que todavía viven en la ciudad y aún no se han decidido a dejarla pero buscan unos pocos días de distensión y descanso.
 Algo así sucede aquí también con los propietarios de antiguas estancias que las aggiornaron como para ser visitadas los fines de semana por un solo día o en los fines de semana largos con alojamiento para dos o tres días.
 En estos casos en Argentina, es bastante agradable uno de estos lugares porque se hace vida de campo, con paseos a caballo, se almuerza asado y se comen comidas típicas en general.
 Es cierto que todo esto parece muy bueno para aislarse un poco, lo cierto es que en realidad no lo es, porque acude mucha gente y la vida que yo por lo menos ansío para huir del mundanal ruido es en un lugar donde no haya otras personas y donde el tema turístico esté desterrado, porque en esos lugares está todo previsto y preparado para que el que va no haga nada y no es en mi caso lo que busco.
 Yo prefiero ir a un refugio, una cabaña perdida en un bosque, llevarme suficiente mercadería para bastantes días, algo muy importante, un lugar que sea mío y allí hacerme las tareas que yo necesite y que me guste hacer y si no tengo ganas no hago nada y me dedico a leer o meditar.
 A este lugar yo me llevo solamente unos buenos libros y quizás tenga una tv pero para el dvd, mi pequeña netbook solamente para comunicarme con mi hija y saber que está bien y nada más. El resto sólo naturaleza, silencio y eliminación completa de actividades y compromisos.  Ninguna responsabilidad y paz absoluta, lo único que aceptaría es la compañía del hombre que amo, nada más.

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