miércoles, 24 de agosto de 2011
Nuevo domicilio
Buscando imágenes encontré otra casita donde me gustaría vivir, ha sido un poco un sueño de niña que por supuesto no pude cumplir y que me ataca en la adultez sobre todo cuando los males del mundo me hieren y me llegan de una manera casi imposible de soportar.
Es en esos momentos cuando más surge esa necesidad imperiosa de aislarme y huir, donde sea, lo más lejos posible y lo más solitario también. Lejos del mundo que habitualmente me atormenta con sus acciones negativas, con su constante ulular de sirenas que denotan espanto y miedo, cuando una de ellas suena, algo malo está ocurriendo en algún lugar cercano y yo no puedo hacer nada. Entonces rezo, rezo por la posible persona que está en peligro y que es llevada en esa ambulancia, le pido a Dios por la salud de alguien que no concozco, pero es así, así siento, todo me llega. Por eso a veces la vida se me hace insoportable en la ciudad y busco denodadamente el silencio absoluto, la oscuridad total y el alejamiento completo de todo ser u objeto que pueda molestar mi pequeña, frágil y seguramente breve paz.
En la imagen que voy a subir les dejo una casita en un árbol y lo suficientemente grande como para albergarme largo tiempo.
Como ahora por ejemplo, en que quisiera nada más que treparme allí y acostarme en mi camita bien mullida y no salir hasta que el sol esté bien alto en el cielo y cientos de pajaritos detengan mi sueño. Creo que ni siquiera bajaría, solamente me asomaría a apreciar ese paisaje verde y natural y luego... no sé qué haría... como estoy ahora no se me ocurre nada, porque no estoy bien, pero seguramente estando allí debería estar mucho mejor y tener cosas lindas para hacer, como por ejemplo, limpiar y adornar mi linda casita, hacer un lindo jardín en la base del tronco de mi árbol y cuidar sus ramas y sus hojas. Creo que tendría bastante para hacer, sólo es cuestión de tener ganas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)