martes, 19 de abril de 2011
No necesito nada más
Qué placer pensar que voy caminando sin apuro por ese camino de la imagen de cabecera del blog y que canturreando una canción voy acercándome a mi cabaña porque ya está entrando la tarde en su tiempo de crepúsculo y debo cuidarme del frío nocturno.
Llegaré y encenderé el fuego de mi hogar, calentaré agua y me haré un rico té de miel que tomaré acompañado de galletas marineras. Esa será mi cena, no quiero dormir intranquila, sino todo lo contrario bien livianita para tener un sueño plácido y poder soñar sueños agradables y placenteros.
Miraré antes una película de las de mi colección de dvd y luego apagaré las luces y el hogar y encenderé el calefactor en mi habitación, elegiré un libro de mi biblioteca y me dispondré a leer un rato antes de dormirme en mi mullido sommier, con mi abultado pero liviano y abrigado acolchado.
Mis gatos estarán ya acomodados en su sillón en mi living donde les dejaré encendido un pequeño calefactor también a ellos, los gatitos siempre son un poco friolentos y por esta zona hace bastante en las noches ya en esta época.
Mis perros duermen en el patio pero como es cubierto no tienen frío, ya les dí de comer a todos mis animalitos, así es que me voy a dormir tranquila y con una absoluta paz totalmente alejada del mundanal ruido, ese que tanto me hostigaba y me arruinaba la vida cuando tuve que pasarlo. Hoy ya no, gracias a Dios estoy logrando mi sueño de vivir como yo lo deseo, alejada de todo para poder pensar, meditar mucho, estar en un casi continuo contacto con la naturaleza y dedicarme a mis placeres preferidos, leer, escuchar música y escribir. Con eso, ya estoy en paz.No necesito nada más.
lunes, 18 de abril de 2011
Muchos días alejada del mundanal ruido me hicieron tan feliz...
Terminaron los días soleados y cálidos y ya tenemos que recurrir a los calefactores y a las estufas, estamos en otoño en el sur, pero por como ha comenzado se presenta aparentemente como un futuro invierno muy crudo. Buenos Aires no es zona de nieve más bien de mucha humedad, pero hace cuatro años atrás, exactamente el 9 de julio del año 2007 nevó y bastante, lo cual no sucedía en esta ciudad desde el año 1010 justamente cien años después. Por lo tanto no esperamos nevadas, no es mucha la probabilidad, pero sí podemos llegar a tener inviernos muy fríos a veces con mañanas de cinco grados bajo cero y en algunas oportunidades esas temperaturas se mantienen hasta bien avanzado el mediodía. Yo creo que éste va a ser uno de esos inviernos, lo cual por un lado me gusta y por el otro me da un poco de temor, porque tengo problemas en el aparato respiratorio y los fríos con humedad no son una buena combinación para este tipo de malestares.
Soy una persona a quien siempre le ha gustado el invierno y sus fríos, pero este año pasé un verano tan lindo que sinceramente lo estoy extrañando. La pileta que muestro en la entrada anterior, los días cálidos, la soledad absoluta, sin obligaciones ni rutinas, toda la casa solamente para mí y siempre ordenada y limpia me hicieron pasar días realmente memorables, que parece raro porque fueron días simples, sin estridencias ni alborotos, pero es justamente lo que yo buscaba, la paz de unos días olvidándolo todo, y durante varios días lo logré. No resulta muy fácil encontrar la paz absoluta, pero yo creo haberlo logrado quizás por ratos y hasta podría decir horas o días y fue muy hermoso.
Esa paz viene juntamente con un regreso a la naturaleza, a la observación de todas sus criaturas y todos sus elementos. He llegado a quedarme horas acostada en la pileta observando en un tronco de uno de los árboles, como una casal de palomas tenían su idilio. He observado con absoluta atención a una mariposa grande y con brillantes colores naranja y negro cómo libaba el polen de unas margaritas anaranjadas y de una santa rita con sus flores fucsia. Fueron experiencias maravillosas.
Otro día me quedé largo rato mirando el cielo azul celeste hermosísimo y las nubes con formas de copos que lo recorrían lentamente, a veces cambiaban de forma y se tornaban en animales o en personas, la imaginación humana puede hacer mucho en estos casos.
De vez en cuando los días no estaban tan soleados y alguna nube oscura amenazante se colaba por entre el cielo celeste, entonces yo me apuraba en ponerme la malla y correr a mi pileta, la disfrutaba todo lo que podía chapoteando en el agua, haciendo supuestos ejercicios o arrellanándome en una colchoneta la cual muchas veces la usé como móvil transportándome a tracción de mis propias piernas de un extremo al otro de la pileta lo cual me encantaba porque me hacía sentir nuevamente una niña jugando, mirando constantemente la nube negra que recién cuando comenzaba a enviar sus gotas de aguacero veraniego, salía del agua. Reconozco haber sido un poco arriesgada, pero fue hermoso ganarle a la nube negra. Realmente fue todo muy bello.
Quiero dejarlo plasmado aquí porque este verano no fue igual a todos los veranos anteriores de mi vida. Los últimos fueron de pasar mucho calor y tirarme agua con una manguera y luego volver al interior de mi casa y encerrarme con mi computadora como en el invierno. Hace ya cinco años que no salgo de vacaciones, tengo problemas de salud que me asustan mucho si estoy fuera de mi casa. Por lo tanto, las vacaciones de salir a distintos lugares de mi hermoso país hasta que no solucione mi problema si es que lo hago porque es cardíaco y necesita cirugía, seguirán siendo en mi casa.
Anteriormente cuando todavía tenía a mi familia completa, salíamos religiosamente todos los años, a las playas o a las montañas, toda la costa, Mar del Plata y mucho de Córdoba han sido nuestros destinos más visitados, pero la verdad, salvo el recuerdo de ver a mis hijas disfrutando de esos lugares o la lectura a la que yo me dedicaba en los veranos en la playa o donde fuere, que era casi una obsesión y hoy veo que era una válvula de escape al aburrimiento de estar con mi marido solos muchas horas, lo demás lo recuerdo solamente como una obligación más de las tantas, demasiadas diría que tenía durante el año. Además, mi ex marido tenía la costumbre de encontrar enseguida gente con quien hacer amistad y eso es algo que a mí no me gustaba porque soy muy solitaria y prefería mi lectura a tener que conversar con gente que recién conocía de cosas que no me interesaban. Por lo tanto tengo que concluir que salvo la sonrisa que me provocaba ver a alguna de mis chiquitas chapotear en la orilla del mar de la mano de su padre o haciendo castillitos en la arena, otra cosa no me producía placer. Y si íbamos a las montañas menos aún porque generalmente íbamos a ciudades o pueblos muy concurridos y hacíamos una vida muy rutinaria, realmente las vacaciones en familia no me gustaban y sola no las hacía nunca. Encima de todo ello, siempre debía ocuparme de cocinar y limpiar la casa o departamento que alquilábamos porque a mi ex no le gustaban los hoteles y todo esto comenzaba para mí ya desde que faltaba por lo menos quince días para partir, porque debía comprar ropa, preparar ir a comprar la mercadería que llevaríamos en el auto para los quince días, porque supuestamente en la ciudad a la que viajábamos todo estaba más caro, debía dejar la casa bien limpia, debía comprar comida para los animales y buscar alguien que les de de comer en nuestra ausencia ...ahhh...! ya estoy cansada otra vez y sólo de contarlo! Cómo no voy a necesitar a esta altura de mi vida unas vacaciones en mi casa como me las tomçe, que encima hasta pic=nics me hacía, ya que me llevaba algún sandwhich, una caja de jugo y un libro de poesías a un sillón apoltronado que tengo en el jardín cerca de la pileta... Es lógico para lo que fue mi vida decir ahora que las mejores vacaciones de mi vida las pasé el verano del 2011 sola en mi casa.
Síiiiiiii!! Gracias hija por comprar la pileta! Lo pasé tan pero tan bien, que a veces mi otro yo que es más amiga de tánatos que yo me dice que quizás... este haya sido... mi último verano en esta vida...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)