sábado, 18 de diciembre de 2010

En mi propia casa ...




Ayer tuve una experiencia que se parece mucho a esto que expreso aquí de huir del mundanal ruido.


El tema es que tengo una casa donde mi cuarto está muy cerca de la calle y los ruidos del exterior llegan nítidos hasta donde estoy, eso hace que aún en mi casa muchas veces me sienta apabullada y quiera huir.


Pero yo misma olvido que tengo un jardín en el fondo, el cual lamentablemente está un poco descuidado porque allí tengo a mi perra, pero que es realmente lindo, de dimensiones aceptables y alejado de los ruidos del frente.


Allí siempre fue lugar de reuniones cuando la familia era grande, hoy que somos dos integrantes solamente, mi hija y yo, lo hemos ido dejando un poco de lado a nuestro lindo jardín, sin darnos cuenta, yo sobre todo que tanto busco un lugar de paz, que ese lugar lo tengo en mi propia casa.


El hecho es que desde el año pasado mi hija quería comprar una pileta, de esas grandes y redondas, que la verdad son mucho más lindas de lo que yo pensaba.


Este año lo hizo, la compró y la instaló sobre el césped del jardín del fondo. Hay también allí un pino y una palta que hace poco podamos hasta dejarle solo un pequeño tronco, ya que molestaba a la pared medianera, esto hizo que se abriera mucho la vista del cielo en mi jardín y uno pueda observar su celeste en el día y sus estrellas en la noche.


Pero lo principal de todo esto, es que ayer hizo muchísimo calor, yo estoy sola en casa por unos pocos días ya que ella tomó unas minivacaciones que le debían de su trabajo y viajó a descansar. Así es que decidí con tanto calor, estrenar la pileta. Ahh... qué placer que fue... no sólo porque hacía calor y yo me refresqué totalmente sino porque la pileta es tan grande y lo suficientemente profunda como para que yo pudiera hasta hacer la plancha, lo cual hice y mientras la hacía miraba el cielo bien azul con unas pocas nubes muy blancas, recortado en mi vista veía también la copa de mi pino y sobre todo la luz del sol que ayer desplegó todo su esplendor como si ya fuese verano instalado.


Al hacer la plancha recordé justamente esto de querer estar en paz y aproveché y desde ese lugar y momento que estaba viviendo agradecí a Dios y a todos mis seres queridos que ya partieron y a los que están en esta vida todavía, el permitirme y ayudarme para que pueda vivir esos momentos de paz absoluta que experimenté, con los oídos en el agua y esa vista de la naturaleza de mi pedacito del planeta que es mío y que aunque a veces descuide un poco amo mucho, porque ya he transcurrido más de la mitad de mi vida en este lugar, que siento como mi lugar en el mundo.


Fue realmente un momento único y especial, el silencio era absoluto y la vista paradisíaca, sentí lo que todo el tiempo busco, una inmensa paz y lo logré en el lugar más inesperado ... en el jardín del fondo de mi casa ...